miércoles, 25 de noviembre de 2015

Consecuencias en la aplicación de procedimientos diagnósticos y/o terapéuticos




Como consecuencia de la práctica de tatuajes no solo se producen patologías, también debemos tener en cuenta las complicaciones que se generan a la hora de realizarse procedimientos diagnósticos y/o terapéuticos como son una resonancia magnética o la aplicación de anestesia epidural.

Se ha demostrado que cuando un paciente tatuado se somete a la realización de una resonancia magnética puede sufrir edema o quemazón en el área del tatuaje. Debido a que durante el proceso se crea una fuerza gravitatoria del campo ferromagnético que puede provocar quemaduras de primer e incluso segundo grado en pacientes portadores de tatuajes de color rojo, ya que sus pigmentos contienen en su inmensa mayoría sales férricas. Para prevenir estas complicaciones se pueden aplicar compresas frías en la zona tatuada durante la prueba. 

También se puede producir una interferencia con los pigmentos del tatuaje que contengan sustancias metálicas haciendo que la prueba pierda calidad.

Por ello es importante preguntar a los pacientes antes de la prueba si poseen algún tatuaje permanente e informarles acerca de los riesgos que supone el ser portador de tatuajes a la hora de realizar este tipo de pruebas. Sin embargo, a pesar de dichos riesgos, el no realizarse la prueba en ocasiones puede ser mucho más perjudicial para el paciente que las interacciones que se produzcan. 


La zona lumbar es uno de los lugares de preferencia entre las mujeres a la hora de realizarse un tatuaje. Existe una cierta controversia acerca de la realización de punciones lumbares y de la administración de la anestesia epidural en pacientes portadores de un tatuaje a nivel de la línea media de la zona lumbar baja.

Por un lado, hay artículos que describen casos de personas que han sufrido dolor o sensación de quemazón en la zona lumbar tatuada tras la administración de la anestesia epidural debido a que los pigmentos del tatuaje pueden ser introducidos hasta el canal de la médula durante el proceso. Estos artículos mantienen que la presencia de pigmento en los espacios peridurales puede provocar aracnoiditis química, neuropatía inflamatoria e incluso con el tiempo un tumor epidermoide. La presencia de un tatuaje en la zona lumbar es, en los protocolos de anestesia epidural de muchos hospitales, una contraindicación para la realización de esta técnica.

Para prevenir los posibles riesgos se aconseja evitar la parte tatuada para administrar la anestesia. Para la realización de una punción lumbar se recomienda seleccionar otros posibles accesos (interespacio o paramedial). Y utilizar siempre las agujas específicas siendo de primera elección la cortante de tipo Quincke en vez de la de tipo Whitacre, ya que se ha demostrado que los restos hemáticos tras realizar punciones con la aguja Quincke son mucho menos frecuentes que con la aguja tipo Whitacre. 

Por otro lado, una “revisión bibliográfica sobre las complicaciones por anestesia epidural en parturientas con tatuajes lumbares” mantiene que no existe riesgo de sufrir complicaciones graves. Tan solo admite que tras la administración de anestesia epidural, la paciente puede referir dolor en el lugar de la punción si el periostio ha sido lesionado, algo que puede ocurrir aunque no sea portadora de un tatuaje en esta zona. Según su autora, la presencia de tumores epidermoides del SNC se asociaba en los años sesenta a personas a las que se les administraban inyecciones intradurales repetidas como tratamiento contra la tuberculosis meníngea. Con el paso del tiempo este riesgo se extrapoló a la anestesia epidural durante el proceso del parto en mujeres con tatuajes en la zona lumbar baja sin que existiese una evidencia clara de ello. Incluso cita textualmente de un artículo de anestesiología “en la actualidad la anestesia epidural no puede negarse a pacientes con tatuajes lumbares”  Por consiguiente, la autora no solo no desaconseja la utilización de esta práctica si no que anima a su uso siempre y cuando


se le ofrezca a la paciente toda la información sobre los riesgos y previa firma del consentimiento informado.

Parra, S. (2014).Tatuajes: riesgos de su aplicación y consecuencias en los procedimientos diagnósticos y/o terapéuticos.Recuperado de: https://uvadoc.uva.es/bitstream/10324/11894/1/TFG-H266.PDF

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