sábado, 28 de noviembre de 2015

TATUAJE: DESINTEGRACIÓN/INTEGRACIÓN ¿POR QUÉ LOS JOVENES SE TATÚAN?

Tradicionalmente los tatuajes, en las sociedades prehistóricas y/o protohistóricas, jugaron un rol de integración social: no constituían entonces, un elemento trasgresor para ese grupo cultural. Hoy sin embargo, la significancia de este fenómeno en las sociedades contemporáneas, ha dado un vuelco que lo traslada al lado opuesto de dicha significación: hoy los jóvenes se tatúan para activar un proceso de diferenciación, ya no lo hacen como antiguamente se hacía, para ser “uno más”, sino que lo hacen para ser “uno menos”; hoy no es una práctica cultural heredada, sino una práctica cultural adoptada.

Para ir adentrándonos en este punto, vale la pena destacar lo que Guattari (1989 en Ganter 2005) postula sobre los cuerpos de los jóvenes que se encuentran hoy frente a la “encrucijada entre –por un lado– el cuerpo-objeto, en tanto cuerpo cosificado, capitalizado y puesto a rendir en la escena del consumo y la moda, como efecto de la trama mediática promovida por el mercado y el tráfico de las imágenes, o bien, en tanto cuerpo sospechoso, que marcado y estigmatizado por los circuitos de la seguridad urbana, se lo castiga y excluye como objeto peligroso para la hegemonía del orden social dominante. Y –por otro lado– el cuerpo-sujeto, atravesado por una multitud espesa de fuerzas oblicuas e insumisas que se resisten a la programación serializada de la subjetividad capitalista, y que por lo mismo es capaz de producir agenciamientos colectivos que encarnan nuevas cartografías socio-culturales, cuyos lenguajes y prácticas emergentes no suprimen el sistema de dominación, pero que en su despliegue local logran fisurarlo micropolíticamente, poniéndole freno al imperio global de la racionalidad tecno-instrumental” (Guattari 1989 en Ganter 2005: 21).
Paula Croci y Mariano Mayer (1998, en Ganter 2005) nos dicen que desde esta perspectiva, los tatuajes actúan como una pretensión de evadir el control social que pesa sobre el cuerpo (en tanto cuerpo-sujeto). De ahí, que estas prácticas se pueden traducir como tácticas de apropiación corporal para su posterior expropiación simbólica.
Las culturas juveniles van siendo constituidas a partir de un campo de fuerzas tensionado por interferencias de la cultura de masas y del mundo de la moda, donde se enfrentan y ponen en conflicto los retazos de lo efímero y lo perdurable. Tensión que por lo demás, llega a inscribir su población de signos sobre el propio cuerpo, operando directamente, efectos indelebles sobre los tejidos de la carne y de la sociedad (Ganter 2005).
A través del tatuaje, los jóvenes encuentran una nueva vía de expresión, un modo de alejarse de la normalidad que no les satisface. Procesos que los llevan a gobernar su propia imagen ante los demás y a apoyarse en el grupo de pares (Pere-Oriol, et al., 1996).

La marca les permite recuperar/apropiarse de su cuerpo que simboliza y reproduce la “exclusión” de la que el sujeto es objeto (interpretados desde este punto de vista como violencia simbólica), entonces, éstos son cuerpos desadaptados sociales, que en realidad, son cuerpos adaptados a la reproducción de la situación de “exclusión”. El tatuado aparece como autoestigmatizado, dado que él elige tatuarse a pesar de que la sociedad lo evaluará, juzgará y clasificará; actúa entonces en estos casos como una provocación que saca a la luz los prejuicios sociales y el estigma se materializa en el tatuaje: marca que visibiliza lo que podría permanecer oculto o al menos no tan visible (Rocha, s.d.).

Dicha práctica de metamorfosis corporal, se orienta al interior de una resistencia contra un sistema que ha hecho de lo evanescente, lo descartable y lo desechable uno de sus valores y normas sociales predilectas. Imponiendo un valor agregado, perenne, que fractura la economía de la moda y el propio culto a los emblemas de lo nuevo y momentáneo (Ganter 2005).

Hoy, el cuidado del cuerpo se refiere más al aspecto que a la salud, por la imperiosa necesidad de la imagen; apariencia-imagen-identidad: triángulo conceptual. Prácticamente todos están preocupados por el problema de las apariencias, tal es así que en muchos casos, la apariencia resulta ser el principal elemento de choque con la sociedad global. Ahora todo esta transparentado, todo se ve a través de alguna superficie.

Por medio del tatuaje, se exhibe el rechazo a la normalidad, entendida como norma, donde lo normal es aquello que se ajusta a la norma, y la norma es la pauta que rige la conducta, es decir la delimitación de las acciones de los cuerpos (Nievas, 1998) y es justamente a través de la “imposición” de lo normal, que actúa y ejerce su control la dominación corporal, que Urresti (1999) define como: aquello que aparece representado por un cuerpo construido por muchos otros cuerpos, como un gran cuerpo que devora y metaboliza otros cuerpos menores. Así es que conviene atenuar la apariencia subsumiéndola en los códigos de discreción y fidelidad de las costumbres (Le Breton 1999).

La importancia de las formas de reconocimiento y de la apariencia está en que estos grupos se definen por separación de lo normal, expresan de modo más o menos consciente un rechazo por el modo de vida tradicional: rebeldía estética; así, los atuendos y las apariencias constituyen índices de extrañamiento y separación: exhiben notoriamente la lejanía entre el grupo y la sociedad convencional. El atuendo entonces, nos dice sobre el grado de identificación con el grupo y el nivel jerárquico alcanzado dentro del grupo (Pere-Oriol, et al., 1996).

En función de lo que acabamos de describir, vemos al tatuaje en nuestra sociedad actual, como un fenómeno trasgresor, de diferenciación y rebeldía, elemento de desintegración; sin embargo, paralelamente y al mismo tiempo, es un fenómeno de integración.

Dicotómicamente, esta práctica nos diferencia de unos, porque a su vez, automáticamente nos asemeja a otros, crea un “nosotros” diferente a unos “otros”. Es activador entonces, de sentimientos de pertenencia, parece ser así, que ha recobrado aquella significancia que le dio origen al mismo: nuevamente podemos ver al tatuaje como un elemento de integración; la diferencia, se sitúa de esta forma, en que no nos integra a la sociedad en general, sino a un sector de la sociedad en general.

Brena, V. (s/f). Utilizando el cuerpo: Una mirada antropológica del tatuaje 1. Recuperado de: http://www.unesco.org.uy/shs/fileadmin/templates/shs/archivos/anuario2009/Brena.pdf

viernes, 27 de noviembre de 2015

La Biblia y los tatuajes



Los tatuajes y la religión siempre fueron un tema controversial y la pregunta sobre qué es lo que dice en la Biblia sobre los tatuajes aparece muy a menudo. Este cuestionamiento parece recurrente entre los más curiosos, pero no pareciera ser tan así entre los propios adeptos al cristianismo y al judaísmo que deciden tatuarse.

Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por los muertos, ni imprimireis en vosotros señal alguna. Yo Señor.”

Es más que claro lo que aquí se está señalando. El Señor no quiere rasguños en el cuerpo ni ningún tipo de señal en él. Algunas traducciones incluso utilizan otros términos aún más determinantes, como “cortadas” o “perforaciones” en lugar de “rasguños” o bien “símbolos”. Incluso, las más modernas directamente dicen “tatuajes” en lugar de “señal”.

La Biblia es el conjunto de libros canónicos mediante el cual se transmiten los pensamientos de Dios según los creyentes del judaísmo y el cristianismo, pero muchos de ellos llevan tatuajes y al ser confrontados ante esta escritura suelen señalar que se trata sólo del Antiguo Testamento. En fin, la Biblia condena los tatuajes y hacerse un tatuaje es un pecado.

¿Sabías que dice la Biblia sobre los tatuajes? Considerando que aproximadamente el 33% del mundo cree en el cristianismo y cuántos de ellos se han tatuado sin saber lo que se describe en la Biblia.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Consecuencias en la aplicación de procedimientos diagnósticos y/o terapéuticos




Como consecuencia de la práctica de tatuajes no solo se producen patologías, también debemos tener en cuenta las complicaciones que se generan a la hora de realizarse procedimientos diagnósticos y/o terapéuticos como son una resonancia magnética o la aplicación de anestesia epidural.

Se ha demostrado que cuando un paciente tatuado se somete a la realización de una resonancia magnética puede sufrir edema o quemazón en el área del tatuaje. Debido a que durante el proceso se crea una fuerza gravitatoria del campo ferromagnético que puede provocar quemaduras de primer e incluso segundo grado en pacientes portadores de tatuajes de color rojo, ya que sus pigmentos contienen en su inmensa mayoría sales férricas. Para prevenir estas complicaciones se pueden aplicar compresas frías en la zona tatuada durante la prueba. 

También se puede producir una interferencia con los pigmentos del tatuaje que contengan sustancias metálicas haciendo que la prueba pierda calidad.

Por ello es importante preguntar a los pacientes antes de la prueba si poseen algún tatuaje permanente e informarles acerca de los riesgos que supone el ser portador de tatuajes a la hora de realizar este tipo de pruebas. Sin embargo, a pesar de dichos riesgos, el no realizarse la prueba en ocasiones puede ser mucho más perjudicial para el paciente que las interacciones que se produzcan. 


La zona lumbar es uno de los lugares de preferencia entre las mujeres a la hora de realizarse un tatuaje. Existe una cierta controversia acerca de la realización de punciones lumbares y de la administración de la anestesia epidural en pacientes portadores de un tatuaje a nivel de la línea media de la zona lumbar baja.

Por un lado, hay artículos que describen casos de personas que han sufrido dolor o sensación de quemazón en la zona lumbar tatuada tras la administración de la anestesia epidural debido a que los pigmentos del tatuaje pueden ser introducidos hasta el canal de la médula durante el proceso. Estos artículos mantienen que la presencia de pigmento en los espacios peridurales puede provocar aracnoiditis química, neuropatía inflamatoria e incluso con el tiempo un tumor epidermoide. La presencia de un tatuaje en la zona lumbar es, en los protocolos de anestesia epidural de muchos hospitales, una contraindicación para la realización de esta técnica.

Para prevenir los posibles riesgos se aconseja evitar la parte tatuada para administrar la anestesia. Para la realización de una punción lumbar se recomienda seleccionar otros posibles accesos (interespacio o paramedial). Y utilizar siempre las agujas específicas siendo de primera elección la cortante de tipo Quincke en vez de la de tipo Whitacre, ya que se ha demostrado que los restos hemáticos tras realizar punciones con la aguja Quincke son mucho menos frecuentes que con la aguja tipo Whitacre. 

Por otro lado, una “revisión bibliográfica sobre las complicaciones por anestesia epidural en parturientas con tatuajes lumbares” mantiene que no existe riesgo de sufrir complicaciones graves. Tan solo admite que tras la administración de anestesia epidural, la paciente puede referir dolor en el lugar de la punción si el periostio ha sido lesionado, algo que puede ocurrir aunque no sea portadora de un tatuaje en esta zona. Según su autora, la presencia de tumores epidermoides del SNC se asociaba en los años sesenta a personas a las que se les administraban inyecciones intradurales repetidas como tratamiento contra la tuberculosis meníngea. Con el paso del tiempo este riesgo se extrapoló a la anestesia epidural durante el proceso del parto en mujeres con tatuajes en la zona lumbar baja sin que existiese una evidencia clara de ello. Incluso cita textualmente de un artículo de anestesiología “en la actualidad la anestesia epidural no puede negarse a pacientes con tatuajes lumbares”  Por consiguiente, la autora no solo no desaconseja la utilización de esta práctica si no que anima a su uso siempre y cuando


se le ofrezca a la paciente toda la información sobre los riesgos y previa firma del consentimiento informado.

Parra, S. (2014).Tatuajes: riesgos de su aplicación y consecuencias en los procedimientos diagnósticos y/o terapéuticos.Recuperado de: https://uvadoc.uva.es/bitstream/10324/11894/1/TFG-H266.PDF

sábado, 21 de noviembre de 2015

Las 5 razones más populares para tatuarse



Cada uno tiene sus motivos para tatuarse, y todos son legítimos. Claro que hay tantas razones como personas que desean tatuarse (historias personales de vida, símbolos que representan algo solo para nosotros, y demás). Pero hay razones que son más aceptadas que otras.

Por eso es que en La moda de los Tatuajes en México te mostramos el top 5 de los motivos más populares al momento de decidirnos a hacernos un tatuaje... Lógicamente son muy generales, pero son los que más personas comparten.

1:-
El primero para recordar un cambio importante en nuestra vida, como cuando una persona tiene un hijo, o cuando vivimos alguna escena que nos marca para siempre (casamientos, divorcios, muertes... todo evento fuerte que vivamos).
2.-
El segundo es la vieja y querida voluntad de estar a la moda. Suele pasar que, cuando muchos amigos comienzan a hacerse tatuajes, los demás amigos también lo hacen, y puede ser que toda la clase del mismo colegio se haga un tatuaje solo porque todos comenzaron a hacerlo.
3.-
Un tercer motivo bastante popular para las personas que deciden tatuarse es con la intención de marcar un logro que has alcanzado en tu vida, como tener un título universitario, conseguir el trabajo de tu vida, o hacer un viaje por el mundo. El motivo de la promesa también entra dentro de este grupo (suelen pasar tras frases como "si mi equipo de fútbol gana el campeonato me tatúo", o cosas así).
4.-
La cuarta razón es por motivos de inspiración. Muchas veces uno se levanta inspirado y se le ocurre el diseño de tatuaje perfecto. En ese momento iluminado decidimos ir a la casa de tatuajes y atravesar cuanto antes nuestra piel con tinta.
5.-
El último motivo, simplemente porque tenías ganas de hacerlo. No hay que buscarle nada más, solo las ganas de tatuarse.


De cualquier forma no hay que olvidar que los tatuajes son para siempre, por lo que sea el motivo que sea, asegúrate que para tí es suficiente.

viernes, 20 de noviembre de 2015

TATUAJE, ¿UNA NUEVA FORMA DE PRAGMÁTICA?

La Pragmática, es un subcampo de la Linguística, también estudiado por la Filosofía del Lenguaje, que se refiere al estudio del modo en que el contexto influye en la interpretación del significado. El contexto, debe entenderse como situación, ya que puede incluir cualquier aspecto extralingüístico. La Pragmática, toma en consideración los factores extralingüísticos que determinan el uso del lenguaje, esto es, todos aquellos factores a los que no se hace referencia en un estudio puramente gramatical.
El cuerpo puede, entonces, ser visto como un texto cultural que simboliza. Los cuerpos hablan y son hablados, expresan características de sus portadores más allá de su voluntad. “El cuerpo, entonces, funciona como un lenguaje que no puede no comunicar” (Urresti, 1999:72), así, la experiencia cotidiana se da en base al valor simbólico diferencial de los distintos atributos corporales.
El cuerpo es el soporte material en el que se manifiesta la historia de un sujeto, es el resultado de un proceso de incorporación (Urresti, 1999), todos tenemos marcas sobre nuestro cuerpo, señales en nuestra memoria que marcan nuestras vidas.
Los símbolos y diseños corporales son manifestaciones practicadas desde el Homo Sapiens Sapiens, que junto con el arte rupestre (pinturas en las cavernas), fueron una de las etapas del surgimiento de la escritura.
La misma, no se reduce a la trascripción de un lenguaje organizado, sino que también, incluye todo tipo de marca o símbolo que se grabe sobre la piel. La escritura, como forma de legitimizar la ley, también existió en sociedades prehistóricas y/o protohistóricas, sólo que aquí, el material donde se escribe y cristaliza la norma, suele ser el propio cuerpo humano (Clastres, s.d.).
La marca social y cultural puede llevarse a cabo por medio de la escritura de lo colectivo en el propio cuerpo de los individuos (Le Breton, 2002). De esta manera, “se abre el concepto de escritura, incorporando las inscripciones corporales al mismo” (Guigou, 2005: 22) se establece de esta manera, la relación imagen-escritura como productora de discursos (Guigou, 2006).
Los tatuajes ejercen la función simbólica del lenguaje, como lo dice Barthes (en Menicocci, s.d.) permiten a los hombres construir ideas, imágenes y obras, no bien sobrepasan los usos estrechamente relacionales del lenguaje. De hecho, todo símbolo es portador de significados y, de múltiples sentidos, emiten mensajes que deben ser interpretados (Rocha, s.d.). Es así que los tatuajes conforman narraciones.
Entendemos de este modo al cuerpo, como el instrumento de comunicación más inmediato, que expresa identidad en términos muy concretos, expresa cosas y no precisamente por medio del habla.


Brena, V. (s/f). Utilizando el cuerpo: una mirada antropológica del tatuaje1. Recuperado de: http://www.modart-team.com/Espanol/Proyectos_Eventos/Valentina_Brena_-_Utilizando_el_Cuerpo_Una_mirada_antropologica_del_Tatuaje.pdf

miércoles, 18 de noviembre de 2015

¿En cuáles zonas duelen más los tatuajes?



Si bien el dolor que se siente a la hora de realizarnos un tatuaje va a depender de cuán sensible es cada persona, también es cierto que en nuestro cuerpo de forma natural hay zonas más “débiles” que otras, y que podrían hacer que la experiencia de tener un tatuaje en ese lugar sea terrible (sobre todo si se trata de un primer tatuaje). Si deseas conocer qué lugares son más propensos a causar más dolor durante un tatuaje, sigue leyendo y descubre cuales son las zonas donde duelen más los tatuajes.

Aunque realizarnos un tatuaje en cualquier lugar del cuerpo nos va a causar cierto dolor, las zonas que te voy a mencionar a continuación son reconocidas como partes en la que hay una mayor sensibilidad a nivel de piel y poca grasa, por lo que se multiplican las sensaciones.


¿En dónde duele más un tatuaje?
Dependiendo del diseño y extensión del tatuaje, el tatuador te puede recomendar la mejor zona para que lo luzcas; aunque al final la decisión es tuya. Los siguientes puntos que veremos a continuación son las partes del cuerpo en las que duele más un tatuaje:


Pie y tobillo:

El pie es una de las partes del cuerpo en la que prácticamente no vamos a encontrar depósitos de grasa (esto es válido aunque tengas pies gorditos), así que el golpeteo de la aguja contra la piel va casi directo al hueso lo que la convierte en una de las zonas más dolorosas para un tatuaje. Esto, unido al hecho de que un tatuaje en el pie tarda en cicatrizar y puede disiparse, hace de este lugar el menos apropiado para un primer tatuaje.

Un tatuaje en el tobillo es aún más doloroso que el pie, pues en esa zona no hay tejido blando que pueda amortiguar la acción de la aguja.





Costillas y pecho:

Si bien ambas áreas son ideales a la hora de pensar en tatuajes grandes, toda la zona que comprende la caja torácica y parte anterior del cuerpo es susceptible a presentar mayor dolor durante un tatuaje. En el caso de las costillas sucede porque la piel es muy delgada y las terminaciones nerviosas están muy superficiales; el pecho es doloroso para las personas muy delgadas, así que si tienes grasa o músculos fuertes en esta zona no vas a sufrir tanto.

Para realizar un tatuaje en ambas zonas lo más recomendable es ir haciendo el diseño poco a poco en cada sesión, así sabrás la cantidad de dolor que puedes aguantar en cada encuentro con el tatuador y a la vez podrás obtener tu imagen en esa zona.


Oreja y cuello:
Los tatuajes detrás de la oreja y en el cuello se han vuelto muy populares; sin embargo, esta zona (al igual que las anteriores) puede ser muy dolorosa para un primer tatuaje, ya que tiene una piel muy fina.


Si bien el dolor es una de las grandes preocupaciones de los que se van a tatuar, no hay mal que no tenga solución, pues puedes optar por algunos métodos que te ayudarán a sobrellevarlo:
Escoge zonas del cuerpo que tengan una mayor cantidad de grasa o músculo.
Comienza con diseños pequeños para acostumbrar al cuerpo.
Aplica anestesia en crema antes de tatuarte.
Mentalízate en cuanto a soportar el dolor, y comunícate continuamente con tu tatuador para que te dé recomendaciones.



jueves, 12 de noviembre de 2015

¿Es pecado tener/hacerte un tatuaje?




Hay quienes entienden que los tatuajes no son algo que glorifica a Dios. Hay otros que dicen que es un símbolo permanente de su amor por Él. Pero, ¿hay algún problema con hacerse un tatuaje? ¿Es pecado?
Para contestar la pregunta directamente: No.

Como tal, no es un pecado tener o hacerte un tatuaje. ¿Por qué? Porque nuestra salvación no depende de lo que tengamos en nuestra piel, sino en nuestro corazón.

Queremos corregir argunos argumentos erróneos que las personas dan para decir que los tatuajes son pecado, pero, a su vez, queremos recordar que un tatuaje SÍ puede llegar a ser pecado.
El Argumento de Levítico

En el libro de Levítico, es el único lugar que menciona algo parecido a los tatuajes:

“Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna.“

Si tomamos el versículo como tal – ignorando su contexto histórico e ignorando la realidad que es una ley cívica y no mora– el versículo no prohíbe los tatuajes como tal. Lo que prohíbe es la razón para hacerte un tatuaje: por causa de los muertos. El propósito de la prohibición de tatuajes (al igual que muchas otras cosas) era para separar y distinguir los Israelitas de los pueblos paganos a su alrededor – que marcaban sus cuerpos como ritos a sus dioses, sus muertos y otras prácticas semejantes. Es decir, las razones por las cuales se los hacían no agradaba a Dios.