jueves, 29 de octubre de 2015

Menores de edad podrán tatuarse sólo con permiso



La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios publicó ayer en el Diario Oficial un aviso con los modelos de cuestionario y carta de aceptación que deberán llenar y firmar todos aquellos que pretendan realizarse un tatuaje o algún tipo de piercing, y de documento de autorización por parte de padres o tutores en el caso de menores de 18 años.


Con el aviso entrarán en vigor a partir de hoy disposiciones de las reformas al Reglamento de Control Sanitario de Productos y Servicios publicadas en abril de este año.

El reglamento establece que, antes de realizar sus procedimientos, los tatuadores, micropigmentadores o perforadores deberán aplicar a sus clientes un cuestionario sobre su estado de salud.

Los usuarios, a su vez, manifestarán su consentimiento firmando una carta de aceptación en la que se señalarán los riesgos que conllevan los procedimientos de tatuajes, micropigmentaciones o perforaciones.

Los procedimientos en menores de 18 años, indica el reglamento, sólo podrán ser realizados cuando se cuente con la autorización por escrito de quien ejerza la patria potestad o de su tutor, previa comprobación de ese carácter. Los padres o tutores deberán estar presentes al momento de realizarse el tatuaje o la perforación.

"El tatuador, micropigmentador o perforador deberá llevar un registro de los usuarios de sus servicios en una libreta encuadernada y foliada, en la que deberá asentar la información personal y los datos de la identificación oficial de quien recibió el servicio, y en el caso de menores de edad, de quien ejerza la patria potestad o tutor", señala el artículo 224 Bis 12.

Álvaro Israel Pérez Vega, Comisionado de Operación Sanitaria de la Cofepris, remarcó en entrevista que las disposiciones buscan prevenir eventuales riesgos para la salud de quienes acuden a establecimientos de tatuaje y piercing, en particular los menores de edad.

Los prestadores de servicios, recordó, deben contar con una tarjeta de control sanitario y contar con evidencia de que otorgan información clara y precisa, incluyendo riesgos sanitarios e irreversibilidad de los tatuajes.

"En caso de que se advierta incumplimiento, se aplicarán medidas de seguridad, desde corrección de anomalías hasta suspensión de los servicios de manera indefinida", advirtió.

"Las multas irán de 2 mil veces el salario mínimo vigente hasta 12 mil veces", agregó.

Al tratarse de una medida nueva, explicó, las verificaciones se realizarán por denuncia ciudadana o por petición de una autoridad.

'Me hice a los 11 años la primera perforación'

Antonio Cienfuegos, de 18 años, llegó ayer al estudio "In lak'ech" en Coyoacán para hacerse su tercer tatuaje, una calavera que "El master" le dibujaría en el pecho.

"Lo prohibido por la sociedad siempre va a ser lo estigmatizado, pero no deberían pedir permiso para eso, cada quien es dueño de su cuerpo", respondió al preguntarle sobre la disposición oficial que establece que, a partir de hoy, los menores de edad deberán contar con permiso firmado de los padres para realizarse tatuajes o perforaciones en sus cuerpos.

El joven se hizo su primer tatuaje de cerezas justo abajo de la palma de la mano izquierda cuando tenía 16 años. Tiene otro diseño en la parte baja del abdomen, perforaciones en la lengua, la nuca, la nariz, el labio superior y expansiones en las dos orejas.

"Para hacerme el primero no pedí permiso, porque obviamente los papás es muy difícil que te lo den. Más bien avisé que me lo iba a hacer y como le estuve insistiendo a mi mamá, me dijo '¡ay bueno, haz lo que quieras!', lo típico, y cuando ya vieron que hice lo que quise me dijeron 'es que está muy grande, no te lo vas a poder ocultar", relató mientras supervisaba el diseño que para la tarde ya formaría parte de su colección.

Manuel Iglesias no tuvo la misma suerte. Entró a un estudio ubicado en la calle Belisario Domínguez, también en Coyoacán, para tatuarse "Hope" en el costado derecho pero fue rechazado por "Túnel", el tatuador, porque todavía no cumple 18.

Al enterarse de que necesitaría el permiso firmado de alguno de sus padres decidió volver en un par de meses, ya siendo mayor de edad.

En un recorrido por los estudios ubicados en el centro de Coyoacán, REFORMA constató que los tatuadores ya solicitaban el permiso por escrito y en la mayoría de los locales pedían incluso que los padres acompañaran a los adolescentes.

"Nosotros ya lo hacíamos. Lo que les pedíamos era que trajeran una copia de la credencial de elector del papá, que el papá nos dijera por escrito que daba su consentimiento, con su firma, y aparte que llenaran el cuestionario", explicó "Túnel".

"Muchas veces te puedes meter en problemas de a gratis, porque se ponen (los papás) como si sus hijos no tuvieran criterio, pero para mí es mejor porque me evito broncas. Les pedimos que regresen cuando tengan 19 por lo menos, porque si te vas a generar problemas por mil pesos, ochocientos pesos, mejor los evitamos", aseguró.

Tatuadores y perforadores profesionales consideraron bueno que los adolescentes no puedan tatuarse o hacerse piercings sin el consentimiento de sus padres porque cuando son menores de edad, dijeron, todavía no están seguros de lo que van a hacer el resto de su vida y un tatuaje podría complicar su ingreso al mundo laboral.

"Es algo que vas a tener toda tu vida y obviamente un menor de edad no es una persona que se valga económicamente. Normalmente viven con los papás, entonces tienen que seguir sus reglas, aparte de que muchas veces no están totalmente convencidos de que en un futuro quieran conservar su tatuaje porque no saben lo que puede implicar", comentó Luis Ochoa, tatuador con 13 años de experiencia.

Quienes están inmersos en el mundo de los tatuajes saben que, en la mayoría de lo casos, una vez que alguien decide tatuarse normalmente lo consigue, independientemente de los requisitos. Por eso recomiendan hacerlo en un lugar establecido que cumpla con las reglas de higiene y sanidad y que esté manejado por profesionales.

Guillermo González "El monstruo" relató que es perforador profesional desde hace un año, pero que nueve años atrás ya perforaba a sus amigos en su casa con material que compraba en las farmacias y sin tomar en cuenta ninguna regla.

"Me hice mi primera perforación yo solo a los 11 años y mi primer tatuaje me lo hice yo solo a los 13. Si te vas a hacer algo, te lo vas a hacer, con o sin permiso de tus papás, vas a encontrar la manera; pero si viene un niño de 13 años a pedirme que lo perfore, por ética le digo que no porque yo me he hecho cosas y me ha costado mucho cubrírmelas, entonces ¿para qué?, es algo que no tiene sentido", destacó.

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